Me apenan si acaso las formas, el escaso respeto por las personas, el considerarlas piezas de ajedrez de un inmenso tablero en que el rey, la primera potencia, tiene claro que están a su servicio para vencer al contrincante y defender su propia vida. ¿Quién es el contrincante? Cualquiera que se ponga por delante. ¿Qué pieza somos nosotros? No es el mismo el trato a una dama, a una torre, a un alfil, incluso a un caballo, que el que pueda merecer un peón. Y alguien mueve los hilos ¿nos sorprende?...
Sem comentários:
Enviar um comentário
Deixe a sua questão ou a sua opinião!
Os comentários são moderados! E os que contenham spam publicitário, insultos ou linguagem menos própria serão removidos.